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| Dilma Rousseff, presidenta de Brasil |
El Gobierno de Luis Inácio Lula Da Silva, como presidente de Brasil reforzó la imagen de su país como nuevo poder continental.
En momentos en que los Estados Unidos tenía sus prioridades internacionales puestas en el Medio Oriente, Brasil sirvió como mediador en la "Guerra Fría" protagonizada por el ex presidente Álvaro Uribe de Colombia y el presidente Hugo Chavez de Venezuela.
Estados Unidos tuvo que tomar nota del papel de Brasil en la región que lentamente reemplazó las funciones que normalmente ejercía el mismo como dueño de lo que la política Estadounidense suele denominar su "patio trasero" en ocasiones generándose tensiones con esta potencia emergente, por ejemplo tras el acercamiento en las relaciones entre el Gobierno de Brasil con el Gobierno de Irán en abierta oposición con el Gobierno Norteamericano por su rechazo a que su programa nuclear sea controlado y en estos momentos, diferencias producto de la competencia económica entre ambos países con acusaciones por parte del Gobierno Brasileño sobre la inundación de dólares en su mercado lo cual ha provocado la revaluación del Real y por primera vez en más de 10 años un desbalance en su balanza comercial.
A pesar de que Rousseff como nueva presidente no ha sido tan carismática como su antecesor y se ha pretendido remplazar su liderazgo por nuevas figuras en Latino-américa, los intereses de Brasil no han menguado y el Gobierno quiere seguir proyectando un nuevo papel en el escenario mundial teniendo relevancia en conflictos como los que se viven en Irán y Siria y manteniendo su poder regional en organismos como la UNASUR y la CELAC.
Brasil reivindica un asiento en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Si logra su propósito, sería un paso más en el destino que se ha trazado para convertirse en el nuevo poder de América
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