jueves, 2 de agosto de 2012

El desgaste de Santos

Juan Manuel Santos al asumir como Presidente en 2010

Los resultados de las encuestas sobre la aprobación del Gobierno de Juan Manuel Santos han llegado a un punto de quiebre: por primera vez la imagen desfavorable del mandatario que está próximo a cumplir dos años en el poder, es superior a la imagen favorable (que se encontraría en un 47 por ciento).  Sus posibilidades de ser reelegido son inciertas.

¿Se debe a la oposición de Uribe? ¿A una percepción del deterioro de la seguridad interna? ¿Es el resultado de una gestión que es percibida como distante para los electores que ven a un Santos más preocupado en pasar a la historia como el hombre que dio fin al conflicto armado y a la mejora de las relaciones internacionales que a sus problemas diarios?

Estas al menos han sido algunas de las explicaciones que han sido formuladas por los analistas políticos.
La acelerada caída de la imagen presidencial que a pesar de no estar en su mejor momento seguía estando dentro de los niveles aceptables, dio inicio con la fallida Reforma a la Justicia que mostró a Juan Manuel Santos como un gobernante capaz de pactar una ley de impunidad a cambio de que su Agenda se viera aprobada.

A pesar de que Santos terminó por sacrificar una de sus promesas de campaña, el daño ya estaba hecho y el movimiento  que inició en las redes sociales hizo visible la ley que había sido aprobada y Santos poco pudo hacer en su intento de distanciarse del escándalo fingiendo no conocer lo que se había aprobado en el Congreso.

Luego el Gobierno Santos tuvo que lidiar con el conflicto territorial de los indígenas del Cauca quienes decidieron echar de sus territorios a los militares, hastiados del Conflicto Interno en combinación con las reiteradas críticas del ex presidente Álvaro Uribe y sus aliados políticos.  

La responsabilidad no es exclusiva de Uribe.  Después de todo, Juan Manuel Santos se enfrenta a la contradicción que el mismo se encargó de crear al ser elegido como el sucesor de Álvaro Uribe y sin embargo, tener una obra de Gobierno que no corresponde a los valores de su mentor, en especial en su tratamiento del Conflicto Armado y las Relaciones Internacionales con la región. 

Durante los primeros meses de su Gobierno pudo tener contento a los 'nuevos Santistas' y a los antiguos Uribistas que votaron por él.  Sin embargo, en la actualidad los últimos no están contentos con el presidente que pasó de ser el Ministro Defensa estrella de Uribe a un Presidente Liberal que ha promovido las odiadas para ellos, Ley de Víctimas y un Marco que podría ser el primer paso para una negociación con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.

En cuanto a los primeros, tampoco están del todo satisfechos ya que Santos no ha querido por temor romper completamente con sus electores Uribistas y se ha visto en la obligación de mostrarse como más militarista que el presidente Uribe ante cada acusación de debilidad.

Santos no tiene principios, sólo intereses.  Y su interés más importante es mantenerse en la Casa de Nariño como Jefe de Estado lo que se ha traducido en un presidente que cambia fácilmente de opinión de acuerdo con la reacción que obtiene de la opinión pública.

Es muy temprano para anticipar si la tendencia en las encuestas será irreversible a dos años de las nuevas elecciones presidenciales.
Juan Manuel Santos ya ha reaccionado anunciando una gira por el país que ha bautizado como la 'Vuelta a Colombia' y le ha restado importancia a los resultados de las últimas encuestas.

Podría convertirse en la oportunidad de los Uribistas para elegir a un nuevo presidente en reemplazo de su anterior ungido que los 'traicionó'.  Pero también podría convertirse en el escenario perfecto para que la izquierda democrática logre llegar unida a una segunda vuelta en las elecciones ante el voto dividido de los defensores del statu quo

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