martes, 10 de enero de 2012

¿Colombia sin armas?

Gustavo Petro, Alcalde Mayor de Bogotá

El debate sobre el monopolio de las armas y una posible prohibición general del porte de armas fue reabierto por el Alcalde Mayor de Bogotá en la ceremonia en que asumió su cargo.

La decisión del Alcalde recibió la aprobación mayoritaria de la opinión pública y el respaldo de la Policía  y resultó ser junto al anuncio del Gabinete Distrital, la noticia más importante y debatida por los medios sobre el inicio del Gobierno del 'Progresista'.

Tal declaración abrió el debate sobre la conveniencia de la prohibición del porte de armas.  Quienes apoyan esta medida señalan la disminución del número de homicidios generada tras la imposición de esta medida.  Quienes la atacan por su parte, señalan que tal medida no sería efectiva para frenar el comercio de armas ilegales que serían las verdaderas responsables de la inseguridad y el aumento en el número de homicidios en el país.

También fueron criticadas las declaraciones de Petro y tachadas de populistas, teniendo en cuenta que no está en manos del Alcalde Mayor la prohibición del porte de armas sino por los Comandantes de Brigada.
Sin embargo, Gustavo Petro recibió el respaldo del Gobierno Nacional que se sumo sorpresivamente a la propuesta de Petro, proponiendo una Ley que prohibiría el porte de armas en toda Colombia.

Tal proyecto de la Unidad Nacional de Juan Manuel Santos, sigue en sintonia con su estilo en el que se han acogido algunas de las principales banderas rechazadas por Álvaro Uribe y presentarlas como propias.  

Esta decisión del Gobierno, paradójicamente hace que el antiguo favorito de Uribe, presenté al Congreso un proyecto de ley que sería unificado con el que en un principio había sido propuesto por el Senador Luis Carlos Avellaneda del Polo Democrático Alternativo y afín al movimiento 'Progresistas' de Gustavo Petro que no tenía el mismo alcance nacional que el que le ha dado el Gobierno ya que sólo pretendía que los alcaldes puedan restringir el porte de armas.

Independientemente de la decisión que finalmente sea adoptada por el Congreso, el hecho de que en Colombia pueda abrirse una vez más el debate sobre los beneficios de la prohibición del porte de armas, es un buen síntoma de nuestra democracia, en especial si lo comparamos con el caso Estadounidense en el que a pesar de las masacres ocurridas en Colombine o Virginia Tech, el porte de armas es un derecho constitucional y un sector de la derecha norteamericana no está dispuesta a que se reabra el debate sobre la conveniencia de tal enmienda.


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